¿Llorar en yôga? Seguro que -entre todos los beneficios que se le atribuyen- jamás te habían hablado de este. Pero pasa. No muy seguido, pero me pasó por última vez hace unos días, de ver a una alumna llorar en savasana.
Lo que ocurre es que no se habla mucho de ello. La sociedad nos ha enseñado a controlar nuestras #emociones, sobre todo si son visibles (como un#llanto), “injustificadas” (“¿ponerse así de golpe”?), y fuera del círculo más íntimo (con gente casi desconocida!).
Para la #filosofía #yóguica, no existe separación entre #cuerpo, #mente y #alma, sino que los tres conviven en unión. Entonces, lo que ocurre en uno de ellos, en realidad está ocurriendo en todos.
La práctica de #yoga, digamos que “despierta” los cuerpos físicos, mentales y espirituales.
Porque nuestras emociones son capaces de almacenarse en nuestras #células. Un ejemplo es la#tensión que se acumula en los #músculos de la#espalda cuando estamos bajo #estrés. El enojo y la frustración que se siente en el estómago, el#cansancio en las extremidades, la tristeza que oprime el pecho…
Entonces, cuando practicamos #asanas de yoga, movemos y estiramos partes del cuerpo de una manera profunda, y como consecuencia comenzamos a liberar emociones almacenadas.
Por eso pasa que no es raro notar que en#savasana (postura del cadáver) alguien empiece a lagrimear. Lejos de ser algo negativo, esto es sumamente positivo! Al llorar se liberan dos#hormonas con efecto #calmante (opiáceos endógenos y #oxitocina), lo que favorece la#relajación y puede ayudar a reducir el dolor, el estrés o la sensación de angustia.
Entonces, si un día te largás a llorar en clase, no te preocupes, quiere decir que estás liberando cargas emocionales que te hacen daño y eso es un buen indicador. No es necesario que analices la causa específica que provoca el llanto, simplemente dejalo salir.
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